Ábrelo.
No tengas miedo y tira del manillar, abrirás un cajón de sueños, locuras, canciones, risas y lágrimas mezclados sin orden alguno...
Descubrirás mi mundo, unico e irrepetible al igual que el tuyo, un mundo lejano y cercano, normal y extraño, alegre y triste, silencioso y musical, enorme y a la vez tan pequeño que cabe en un cajón...

26/11/07

Patines rosados de flores

Caminaba flotando entre las calles, entre la gente, a la deriva en un mar de robots programados para seguir su vida sin interesarse por la de los demás… Su paso, el de quien deambula sin rumbo, buscando algo sin saber el qué; su mirada, la de quien está perdido en su propia ciudad, la de quien tiene la certeza de que no está en su mundo a pesar de estarlo.
El cielo grisáceo del crepúsculo aún iluminaba algo más que las farolas, al ser viernes los niños correteaban en juegos que sólo ellos comprendían. Tenía frío, el otoño la había sorprendido en manga corta. No le apetecía volver a su casa, aún le quedaba un tiempo antes de tener que hacerlo. Tampoco sabía en qué pensar. Aquel había sido un día más, uno de tantos, monótono como cualquier otro, con la misma sensación de querer volar… Huir hacia algún lugar en el que los sueños fuesen posibles, en el que el dolor no existiese, en el que las personas no sintiesen odio hacia otros… Escapar de la realidad, explotar en mil gotas de lluvia, crear un propio mundo en el que todos fuesen felices…
Se sentía encerrada en un cuerpo, queriendo sentir algo diferente, que la transportase a años luz de aquel planeta rencoroso, que le hiciese olvidar todas sus penas y no pensar en nada, solamente disfrutar de aquel sentimiento… Lo necesitaba. Andaba como un alma en pena entre aquellas gentes, extraviada en un lugar que conocía, esperando encontrar por algún favor del destino aquello que la sacase de su sopor continuo. Algo que sin quererlo cambiase su vida.
Sus pies la condujeron, sin saber cómo, a una plaza en la que los niños jugaban a fútbol, a las casitas, al escondite… Cada uno en su mundo, ajenos a la realidad, ajenos al hecho de que pronto todos aquellos mundos morirían y serían sustituidos por un único lugar de vida, que venía con unas normas inscritas, de obligada aceptación… Un mundo igual para todos, donde los sueños no eran más que eso y jamás se cumplían, un mundo en el quien ayudase a los demás era visto con malos ojos, un mundo cruel. A nadie se le permitía volver al mundo de los niños después de cumplir cierta edad. Y, sin embargo, qué felices serían todos si viviesen como niños…
Reflexionaba sin darse cuenta mientras paseaba sin rumbo por la plaza, sin prestar atención a lo que veían sus ojos, hasta que la vio.
Se paró en seco, de pronto sólo parecía existir ella. Aquella pequeña niña rubia, a lo lejos, deslizándose torpemente sobre unos patines rosados de flores… Juraría haberla visto antes.
Una imagen.
Un recuerdo.
Una lágrima.
Se vio a sí misma tiempo atrás, en un banco de otra plaza, le vio a él. Juntos. Lo observaba todo de lejos, como en una película, como si no fuese ella la que besaba y abrazaba a aquel chico de ojos azules… La chica miró un momento hacia un lado, y allí estaba, una pequeña niña rubia, deslizándose torpemente sobre unos patines rosados de flores…
Un momento feliz. El primero con él. Pero había acabado. En ese momento, viendo a la niña como un fantasma de una época pasada, no quiso recordar el porqué, sólo quería dejar atrás lo que había ocurrido y… Olvidar. Quizás era eso lo que la hacía sentirse fuera de lugar.
Quizás su recuerdo era la cadena que la mantenía atada a aquel mundo monótono que antes no se lo había parecido tanto. Quizás porque estaba él. ¿Antes de que apareciese se sentía igual, o era el dolor de la perdida lo que la hacía verlo todo de ese modo? No recordaba. O simplemente no quería hacerlo, trataba de convencerse de que el mundo sin él no era mundo, de que no tenía sentido seguir adelante sin su compañía.
Perdida.
Ahora lo veía claro. Desde que se había ido, estaba perdida. En la incertidumbre, en la esperanza de lo imposible, en lo que ella había transformado en un mundo hosco. Se había sumido en su propia desesperanza, haciendo que todo pareciese peor de lo que realmente era.
Miró de nuevo a la niña. Seguía jugando alegremente, despreocupada, sola. En su mundo personal e irrepetible. En su mundo rosado y lleno de flores, en el que podía caerse patinando, pero siempre se levantaba. En un mundo en el que personas como él no existían, donde nadie trataba de herir a los demás.
Cerró los ojos con fuerza y giró la cabeza bruscamente. Aquella sería la última lágrima que caería. Él no merecía su dolor, y menos aún que llorase por no tenerle a su lado. No. Haría como aquella niña anónima, levantarse después de cada caída y seguir viviendo en lo que siempre había sido su mundo de patines de flores…
Levantó la vista y sonrió agradecida a la Luna. Había despertado en plena noche.



PD: M por partida doble, como verás (si es que lees esto) al final te hice caso... xDD ¿Que tal esa siesta?

20/11/07

Rincón

Le gustaba esconderse allí, donde nadie podía encontrarla. Sólo ella sabía lo que se ocultaba en aquel rincón o, al menos, había reparado en la existencia de aquel columpio. Quizás porque, cuando era pequeña, pasaba las tardes jugando allí con sus vecinas. Ahora que todas se habían mudado, ella era la única que lo recordaba.
Al final de uno de los paseos que se extendían por toda la urbanización, había una escalera que conducía a aquel pequeño jardín, repartido en pisos a los que se accedía prácticamente escalando.
Y, en el más alto de ellos, estaba el columpio.
Colgaba de un árbol, sobre una tapa de alcantarilla, rodeado de muros por tres de sus lados. A su alrededor crecían multitud de plantas, que hacían aún más difícil llegar a él Uno de esos muros daba al barranco seco y áspero que apenas llevaba un pequeño caudal en las épocas de lluvia.
Sentada sobre él podía contemplar las copas de los árboles que crecían en los niveles inferiores, las montañas que bordeaban el barrando y, más allá, la línea que separaba el mar del cielo en el horizonte.
En aquel lugar perdido posaba su mirada en el cielo durante horas, observando cómo las nubes se sucedían y cambiaban de forma. A veces se balanceaba y disfrutaba de la brisa en su rostro, ajena al resto del mundo, perdido en el suyo propio. Cuando necesitaba estar sola, aclarar su pensamiento, acudía allí a encontrarse consigo misma, a olvidarse de todos sus problemas…
Su columpio era su libertad, su única sensación de paz que le daba el día a día, el único lugar en el que se sentía a gusto, donde sabía que nadie podría molestarla… Disfrutaba columpiándose suavemente con un pie mientras reflejaba todo lo que pasaba por su mente en una libreta, garabateando sin pausa todo lo que sentía. Se desahogaba así de todos sus problemas, llorando sobre aquella tapa de alcantarilla, imaginando personas, vidas, situaciones diferentes, creándolas sobre el papel de su libreta mientras sobre ella caían hojas que se balanceaban en columpios invisibles, como lágrimas del propio árbol que se lamentaba de la llegada del otoño.
Entonaba melodías inventadas, sin letra, simplemente notas al azar que se entremezclaban con el canto de los pájaros. No le importaba que la oyesen, nadie lo haría. El mundo estaba demasiado cerrado, todos habían quedado sordos a las voces de los demás, sólo les importaban las suyas propias.
Cerró los ojos y escuchó palabras susurradas por el viento que sólo ella entendía; sintió un rayo de sol que luchaba por atravesar las hojas del árbol y calentar su piel con el mismo mensaje.
Había sido bastante por ese día. Ya tenía la historia que quería: una que hablase sobre el columpio del que, en cuanto acabase la última frase, se levantaría.

PD: Ana, a ver si sabes dónde está ^^

17/11/07

La senda del tiempo - Celtas cortos

¡Hola! En primer lugar quiero agradecer a Cazadora de Estrellas y a Haila por sus comentarios, que alegran la vida ^^ Son esas pequeñas cosas las que hacen superar las malas rachas, una simple conversación animada y distraida que me haga volver poco a poco al mundo... Gracias a todos lo que estuvieron allí (y con allí no me refiero a ningun sitio en concreto, me refiero simplemente a los que estuvieron para animarme), a todos los qe acabaron echandome de menos porqeu me veían demasiado metida en mi mundo...
Quería poner ahora una canción que no puedo parar de esucchar desde que conseguí bajarla, la senda del tiempo. Y es que estos ultimos dias me he sentido bien vieja, y encima sin una razon convincente. Simplemente vieja, cansada de la vida, casi con ganas de morir como dice la canción:


A veces llega un momento en que
te haces viejo de repente
sin arrugas en la frente
pero con ganas de morir
paseando por las calles
todo tiene igual color
siento que algo hecho en falta
no se si será el amor

Me despierto por la noches
entre una gran confusión
es tal la melancolía
que está acabando conmigo
siento que me vuelvo loco
y me sumerjo en el alcohol
las estrellas por la noche
han perdido su esplendor

He buscado en los desiertos
de la tierra del dolor
y no he hallado mas respuesta
que espejismos de ilusión
he hablado con las montañas
de la desesperación
y su respuesta era solo
el eco sordo de mi voz

A veces llega un momento en que
te haces viejo de repente
sin arrugas en la frente
pero con ganas de morir
paseando por las calles
todo tiene igual color
siento que algo echo en falta
no se si será el amor



Agradecerle a Mapi el haber escuchado esta cancion, que no se si leeras esto pero bueno, que sepas que me acuerdo de ti ;)

Y... bueno, mañana o paso dejaré un relato.
¡Besos!
Laura

14/11/07

Pensamientos

Llevo demasiado tiempo sin actualizar, lo siento mucho. Simplemente no me apetecía. Últimamente no me apetece nada. Solo quiero quedarme en mi cuarto, pasar el dia frente al ordenador viendo capitulos de Naruto, hablando con gente por messenger, escuchando musica, leyendo… Olvidarme del mundo, de los amigos de los que estoy harta, pero a los que sigo queriendo, olvidarme de las responsabilidades, de las apariencias…
De vez en cuando tengo una de estas epocas, me da por meterme en mí misma todo el dia, pasar de las conversaciones de los demas, por muy interesantes que sean, hacer que estudio y dejar la mirada en el libro, sin realmente verlo, simplemente pensando, reflexionando, buscando una respuesta.
¿Por qué estoy así? No lo se, no lo se, no lo se y no me gusta no saberlo. Quizas estoy harta del mundo, de las apariencias, de tener que dar una imagen que todos acepten de mí, de tener que contentar a todo el mundo. De tener que hacer lo que se espera de mí: sacar buenas notas, estudiar, ser una niña buena, no hacer locuras ni salirme de el esquema planificado de mi vida. O simplemente tener que ser feliz porque tengo todo lo que una persona de mi edad podria desear (o casi todo): un ordenador en mi cuarto, amigos, buenas notas, sin grandes problemas como alcohol, drogas o cualquiera de esas cosas. Al fin y al cabo, mi vida es perfecta, ¿no? Quizás solo soy yo y mi empeño por darle mil vueltas a todo, por buscarle tres patas al gato, por pensar y repensar tanto las cosas, por creer que mi vida no puede ser asi y ya está, algun problema (o al menos alguna emocion) tiene que haber. Quizás la culpa la tengan todos esos libros que leo, en el que a todos les pasan cosas interesantes, seguramente es eso lo que ha hecho a mi subconsciente creer que necesito algo de eso para vivir bien; y mi subconsciente me lo transmite con esa continua necesidad de comerme la cabeza para siempre, aunque no hayan motivos aparentes.
Puede que esos motivos me los busque yo misma porque, de tanto comerme la cabeza anteriormente, cuando ya no tengo porqué hacerlo, siento esa necesidad y, como no tengo un tema sobre el que pensar, me invento líos mentales para descifrarlos. O puede que esos motivos existan realmente, y a ojos de las personas normales no lo sean. Esa es otra.
¿Los demás se comen la cabeza tanto como yo? Seguro que hay más gente que lo hace, de hecho conozco a un par de ellos xD, pero me refiero a la gran mayoría, si todas esas personas de mi alrededor, en mi opinión superficiales, realmente lo son o si también le dan las mismas vueltas a las cosas que yo.
Volviendo al tema… No se muy bien cómo explicar cómo me siento. Es algo raro… No me apetece nada, ni salir, ni ir a clase, ni ir a voley, ni relacionarme con la gente, ni… Últimamente sólo tengo ganas de quedarme en mi cuarto, acurrucada bajo el edredón echa un ovillo y llorar, llorar sin razón ninguna, llorar sin explicación, llorar para sacar ese “algo” que llevo dentro y que me hace sentir así. Quizás sea un virus, no informático, no de enfermedad, sino un virus psicológico de estos que vienen sin saber porqué. A veces nos hacen sentir genial, querer reir, saltar, brincar… Pero otras veces son como el mío, son así de molestos y no nos damos cuenta de que están, quizás porque nos quita las ganas de todo, incluso de querer cambiar y ser de nuevo como éramos antes, mirando al día con una cierta ilusión, aunque sea minima (porque a ver quien es capaz de sentir ilusión por ir a clase, estudiar, hacer examenes…)
Yo, al menos, sigo teniendo ganas de cambiar, o eso creo. Siento que estoy harta de toda la gente que tengo a mi alrededor, no estoy a gusto con ellos aunque les conozca de toda la vida, sus sonrisas me parecen falsas, cada movimiento me parece un truco para molestarme, todo el mundo contra mí. Y sé que eso no es cierto, pero algún recoveco retorcido de mi mente me lo hace creer, y por unos momentos siento que odio a todo el mundo, a todos y a todas.
Odio también el mundo en el que vivo. Un mundo en el que hay que dar una apariencia minimamente normal, en el que si le digo a alguien que estoy así me dirá que soy una tonta y que me anime (es cierto, es cierto, no tengo motivos para estar así, pero podrían comprender que lo estoy y buscar formas mejores de animarme que decir eso… ¿o soy yo la unica persona que se molestaría en dar una respuesta mejor?); un mundo en el que por lógica debo ser feliz, un mundo que me obliga a levantarme cada mañana temprano para meterme en un clase y escuchar a un profesor explicar cosas sencillas mil y una veces, o ver a otro esperar que entendamos cosas complicadas, soportar las niñatadas de chicos de 14 años y tener que correr detrás de uno para que me devuelva mis apuntes, luego llegar a mi casa y decir que no ha sido un mal día (que no lo ha sido especialmente), que no ha pasado nada interesante…, porque claro, un día como este es normal, cansino, agotador, y sin embargo no es un mal día. Después el mundo me obliga a lavar los platos y estudiar, ni siquiera en mi tiempo libre puedo descansar, porque luego tengo que ir a voley, a intentar pasar un saque que llevo años sin pasar, a descifrar los gritos del entrenador y obedecerle, hacer abdominales y flexiones y no hablar con nadie en todo el tiempo por el simple echo de que soy la pequeña, la que juega mal, la no-pija, la diferente. Llego a mi casa agotada, con ganas de comer chocolate, pero el mundo no me deja, porque si lo hago me saldrán granos, y eso al mundo no le gusta. Como al mundo tampoco le gusta que huela mal, me ducho y ceno, y sólo entonces tengo un ratito para hacer lo que me gusta: conectarme, hablar con gente, escuchar música, comentar en los mil y un blogs y foros que visito, leer, en definitiva descansar. Y todo eso, antes de que sean las 10, porque entonces la parte del mundo que le corresponde a mi madre quiere que me vaya a dormir, que es muy tarde, que mañana tienes que madrugar… Porque claro, al mundo en general no le gusta que yo bostece en clase, que vaya con ojeras y una cara de sueño increíble a todas partes.
Y después de todo eso, ¿todavía hay gente que no entiende que yo solo quiera MANDAR EL MUNDO A LA MIERDA?
¿Tan difícil es de comprender? Muchisisisisisisimas personas seguro que tienen una vida mil veces peor que la mía, y me doy cuente de nuevo que no tengo derecho a quejarme, porque todas esas personas desearían mi vida, seguro, pero… Esto es una forma de hacer ver al mundo que yo no soy Laura, la qu siempre saca buenas notas y a la que todo le va perfecto, la pelota a la que le caen bien todos los profes, la niña buena que nunca dice palabrotas, la que se pasa toda la tarde estudiando porque quiere… Estoy harta de ser esa Laura.
Estoy harta de tener que serlo, de tener que aparentar que soy feliz, de no poder gritarles a los profes lo que pienso de ellos, de no decirle a mi madre que me quiero quitar de voley y mas aun de no poder hacerlo porque entonces no haría nada de ejercicio, engordaría y eso al mundo no le gusta (y a mi menos xDD), de siempre aparentar ser alguien lo más normal posible, de no poder salir corriendo y gritar, hacer el tonto, rodar por un prado dando volteretas bajo la lluvia, volver a casa empapada y no tener que dar explicaciones a nadie de nada, simplemente ser yo misma sin disimulos, sin esa fachada que doy al mundo de chica-timida-empollona-callada-educada-sueño-de-todo-padre.
Estoy harta de ser esa Laura ideal que nuca causaría problemas a nadie, pero no tengo el valor de decir NO a las normas, a lo que se espera de mí, a las exigencias de los profesores, a mi estúpida fachada. Soy… patética.
Y luego me lamento por el mundo en el que vivo, sin ser capaz de intentar cambiarlo o al menos mejorarlo, y me encierro en mi habitación a pasar horas delante del ordenador o de un libro siempre que puedo. Sin aprovechar lo que podrían ser cosas buenas, libertadoras. Cosas como salir con amigos a dar una vuelta, ir a casa de mi vecina, a la que hace tanto tiempo que no veo (aunque es difícil quedar con mi vecina, ¿verdad? ¬¬), o simplemente dar un paseo yo sola haciendo el tonto, sin que me importe lo que piense la gente de mi. Yo misma podría tratar de cambiar mi trocito del mundo. Porque yo también espero cosas de los demás, no me gustan cosas de los demás, sy parte de ese mundo que todos aborrecemos.
Me doy cuenta de estas cosas mientras las escribo, sinceramente no las había pensado antes. Es simplemente una de tantas veces que me como la cabeza, sólo que esta vez quería dejarlo por escrito en el blog (vale, aquí está mucho mas simplificado, claro xD)
Y… ya no tengo ganas de pensar, estoy harta de darle tantas vueltas a la misma cosa, de dar con una solución y desecharla por cobardía, por pereza, por idiota. Porque a este paso se me irá la vida entera, lo sé. Y no podré quejarme, peor lo haré como lo hago ahora, ahora que no tengo realmente motivos para estar triste pero lo estoy, ahora que deberia estar contenta porque tengo por fin ADSL, porque recuperé los libros que había perdido; ahora que debería estar riendome portadas las chorradas que nos pasan, por esa enorme parida que acaba de soltar mi hermano… Pero no, estoy decaída sin razón, y por mucho que quiero cambiar y convertirme en la Lau de antes, no encuentro la energía que necesito xD En fin, que estoy bastante rara, por lo que agradecería que no me gastasen bromitas estúpidas de esas que normalmente me hacen gracia.
Porque puedo aguantar todas esas cosas sin quejarme, puedo aguantar una rutina cansina, puedo estar de los nervios sin aparentarlo, pero luego una chorrada me sacará de quicio y pensarán que es por eso que estallo, pero no. Estallo porque estoy harta, porque quiero volar a mi propio mundo bien lejos de aquí, donde todos sean libres y felices haciendo lo que quieran, sin molestar a nadie… Que gran utopía, ¿verdad? Ese es mi sueño imposible, mi gran sueño imposible, un mundo con dragones y hadas, donde exista la magia y las aventuras para quien las quiera; donde quien quiera una vida tranquila pueda tenerla, donde quien desee pasar sus días jugando a fútbol pueda hacerlo… Un mundo donde todos sean felices como quieran, donde no haya horarios ni normas sociales, donde nadie espere nada de nadie…
Y, como ven, cuando me como la cabeza me voy del tema, y ya me fui bastante. Ahora sólo me apetece dejar la mirada perdida en la pantalla y ser feliz a mi manera… Encerrarme otra vez en mi habitación, volver a mi aislamiento voluntario. Quiero ser cobarde por unos días, luego despertaré y volveré a ser yo. O, al menos, eso quiero creer.