Ábrelo.
No tengas miedo y tira del manillar, abrirás un cajón de sueños, locuras, canciones, risas y lágrimas mezclados sin orden alguno...
Descubrirás mi mundo, unico e irrepetible al igual que el tuyo, un mundo lejano y cercano, normal y extraño, alegre y triste, silencioso y musical, enorme y a la vez tan pequeño que cabe en un cajón...

20/11/07

Rincón

Le gustaba esconderse allí, donde nadie podía encontrarla. Sólo ella sabía lo que se ocultaba en aquel rincón o, al menos, había reparado en la existencia de aquel columpio. Quizás porque, cuando era pequeña, pasaba las tardes jugando allí con sus vecinas. Ahora que todas se habían mudado, ella era la única que lo recordaba.
Al final de uno de los paseos que se extendían por toda la urbanización, había una escalera que conducía a aquel pequeño jardín, repartido en pisos a los que se accedía prácticamente escalando.
Y, en el más alto de ellos, estaba el columpio.
Colgaba de un árbol, sobre una tapa de alcantarilla, rodeado de muros por tres de sus lados. A su alrededor crecían multitud de plantas, que hacían aún más difícil llegar a él Uno de esos muros daba al barranco seco y áspero que apenas llevaba un pequeño caudal en las épocas de lluvia.
Sentada sobre él podía contemplar las copas de los árboles que crecían en los niveles inferiores, las montañas que bordeaban el barrando y, más allá, la línea que separaba el mar del cielo en el horizonte.
En aquel lugar perdido posaba su mirada en el cielo durante horas, observando cómo las nubes se sucedían y cambiaban de forma. A veces se balanceaba y disfrutaba de la brisa en su rostro, ajena al resto del mundo, perdido en el suyo propio. Cuando necesitaba estar sola, aclarar su pensamiento, acudía allí a encontrarse consigo misma, a olvidarse de todos sus problemas…
Su columpio era su libertad, su única sensación de paz que le daba el día a día, el único lugar en el que se sentía a gusto, donde sabía que nadie podría molestarla… Disfrutaba columpiándose suavemente con un pie mientras reflejaba todo lo que pasaba por su mente en una libreta, garabateando sin pausa todo lo que sentía. Se desahogaba así de todos sus problemas, llorando sobre aquella tapa de alcantarilla, imaginando personas, vidas, situaciones diferentes, creándolas sobre el papel de su libreta mientras sobre ella caían hojas que se balanceaban en columpios invisibles, como lágrimas del propio árbol que se lamentaba de la llegada del otoño.
Entonaba melodías inventadas, sin letra, simplemente notas al azar que se entremezclaban con el canto de los pájaros. No le importaba que la oyesen, nadie lo haría. El mundo estaba demasiado cerrado, todos habían quedado sordos a las voces de los demás, sólo les importaban las suyas propias.
Cerró los ojos y escuchó palabras susurradas por el viento que sólo ella entendía; sintió un rayo de sol que luchaba por atravesar las hojas del árbol y calentar su piel con el mismo mensaje.
Había sido bastante por ese día. Ya tenía la historia que quería: una que hablase sobre el columpio del que, en cuanto acabase la última frase, se levantaría.

PD: Ana, a ver si sabes dónde está ^^

1 comentario:

Cazadora de estrellas dijo...

¡Ya estoy aquí!¡Al fin! xD
Jajaja, pues sí, sí que sé donde está se rinconcito. Pero eso de que allí de que nadie la encontraba, no es muy cierto, porque desde mi ventana se ve perfectamente xD."
"difícil llegar a él Uno de esos" ahí te falta un puntito.
"que bordeaban el barrando y, más allá," el barranco ^^
Pequeños despistillos nada más, pero me sentía con ganas de corregir.
De resto me ha gustado mucho, mucho, porque sé de qué lugar es y me imagino muy bien el momento ^^
No tengo nada más que añadir, sabes que mi bajón imaginativo afecta también a los comentarios xD.
¡Un beso!

*Cazadora de estrellas*