Ábrelo.
No tengas miedo y tira del manillar, abrirás un cajón de sueños, locuras, canciones, risas y lágrimas mezclados sin orden alguno...
Descubrirás mi mundo, unico e irrepetible al igual que el tuyo, un mundo lejano y cercano, normal y extraño, alegre y triste, silencioso y musical, enorme y a la vez tan pequeño que cabe en un cajón...

22/5/08

Nota de un sueño

Bueno, voy a dejar un relato que viene de hace tiempo, la idea basica es de noviembre o por ahi, por causas ajemas a mi (ejem, ejem ¬¬) tuvo que esperar hasta enero y desde entonces hasta ahora la culpa es de mi inspiracion que decidio irse de vacaciones... lalalala... conclusion: no es culpa mia haber tardado tanto xDD Por la gente que lo ha leido, cada uno interpreta cosas distintas, asi que lo dejo a eleccion de la imaginacion de cada un@... Es de los relatos cortos mas largos que he escrito, y ahora que lo pienso la frase se contradice un poco... que importa XD
Con ustedes, el relato:



Se levantó de un salto, haciendo crujir las ramas que le rodeaban. Miró a su alrededor, buscando desesperadamente lo que le había parecido ver entre la maleza. Allí, a la izquierda, un destello. Sintió cómo la alegría la embargaba, iluminando cada rincón de la espesa noche que cubría el cielo, y que hasta hacía poco la había cubierto a ella.

Se envolvió en su fina capa y se puso en marcha. No podía perderle la pista. Llevaba años buscándola sin pausa, sin descanso, necesitando cada día más aquello que nunca le había pertenecido. Como aquellos locos que desean apoderarse de la Luna, ella deseaba cumplir su sueño de verla, cara a cara, su mirada contra la de ella, para decirle…

¿Qué le diría? ¿Que había malgastado su vida para encontrarla? ¿Que había cambiado todos sus sueños por del único deseo de verla? ¿Que había despreciado oportunidades de ser feliz a cambio de la esperanza de aquel encuentro? ¿Que pasaba las noches en vela tratando de recordar la última vez que la había visto?

No, no podía decirle nada de aquello. Había soñado miles de veces con ese momento, y cuando por fin llegaba creía que sus esfuerzos no habían valido la pena. Ella seguramente ni la recordaría. ¿Cómo iba a hacerlo, si apenas había cruzado con ella la mirada y se había ido? Había sido aún más efímera que el brillo de una estrella fugaz, se había desvanecido antes incluso de que pudiese contemplarla del todo.

Siguió andando por el bosque, internándose en la espesura, siguiendo por donde había creído ver por última vez aquella mágica luz blanquecina que tantas veces la había asaltado en sueños. A veces había dudado seriamente de su existencia, y más de una vez se había planteado la posibilidad de que todo aquello no fuese más que una quimera, una más de las muchas fantasías con las que le gustaba entretenerse. Pero en el fondo sabía que no.

Aquello era demasiado fuerte como para tratarse de una imaginación. Su mente no era capaz de crear una imagen tan conmovedora, tan mágica, tan pura… No, ni en sus más bellos sueños habría imaginado algo así. Era real, muy real.

Por eso estaba segura de que seguía el camino correcto.

Pero de pronto, la luz desapareció.

Angustiada, sintiendo el peso del mundo aplastando su corazón desilusionado, corrió hacia el lugar en el que había visto aquel destello por última vez. Respiró, aliviada: una cueva. Saber que ella estaba ahí dentro, aunque fuese en las profundidades de una gruta desconocida y completamente oscura, siempre era mejor que no saber dónde estaba. Al fin y al cabo, aquel siempre había sido su sueño, y hubiera hecho cualquier cosa por verlo cumplido.

A pesar de todo, entrar en aquella cueva le imponía respeto. Si al menos tuviese una antorcha… Pero de haberla tenido no hubiese podido ver el brillo apagado que perseguía como si su vida dependiese de ello. Sin pensarlo más, se adentró en la gruta.

La oscuridad era aún más densa de lo que había imaginado, más negra que cualquier noche que hubiese vivido, más impenetrable que el más grueso muro de piedra. Y sin embargo, una bella grieta blanca que ahora revelaba tonos verdosos rompía aquella oscuridad tan profunda de una manera casi imperceptible para cualquiera… Excepto para ella, que jamás podría olvidar aquel brillo que hacía tantos años había podido contemplar y la había marcado tan profundamente.

Siguiendo aquella mágica luz, se adentró cada vez más en aquella laberíntica cueva, sin darse cuenta de que hacía ya tiempo que no recordaba cómo volver a la superficie. Tampoco le importaba demasiado: iba a verla, y ella la ayudaría a salir si se lo pedía.

Empujada por sus esperanzas, daba un paso tras otro en dirección a la felicidad de verla, de disfrutar de su magia y sentirse protegida por aquella aura de vida y alegría. Hipnotizada por su sueño, avanzaba hacia el cumplimiento de todas sus ilusiones, de todos sus deseos. Cegada por aquella tenue luz, seguía adelante para alcanzar lo que daría sentido a su vida, sin darse cuenta de que el sentido de su vida hasta entonces había sido buscarla a ella.

Poco a poco, la luz se fue intensificando. ¿Se había detenido a esperarla? Sin que a su corazón le diese tiempo a latir más rápido, comenzó a correr con todas sus fuerzas hacia la luz, sin pararse a pensar siquiera en lo mucho que se parecía en aquel momento a un mosquito, pequeño e insignificante, que se acerca encandilado a la luz.

Dobló una curva de aquel laberíntico pasillo y se detuvo desalentada. No encontró lo que esperaba. Sólo era una caverna completamente cubierta de piedra blanca, brillante como el hielo, que a pesar de la total falta de luz emitía un halo blanquecino que parecía salido de un hechizo. Oía el eco rítmico de gotas de agua cayendo en charcos, y supuso que todo aquello era hielo que se derretía. A pesar de lo mágico que podría haberle parecido el lugar a cualquiera, para ella no era más que una cueva cubierta de hielo, sin ningún tipo de interés. Lo único que la intrigaba era aquella luz, tan parecida a…

Lentamente se adentró en la cavidad, atraída por la mágica e inexplicable luz. Maravillada, miró a su alrededor y comprobó que aquella cueva era sorprendente, única, espectacular: sus paredes no eran lisas, sino que estaban cubiertas de estalactitas que crecían en todas las direcciones. Unas se agrupaban en forma de erizo de hielo, otras parecían ser plantas de piedra que crecían enredándose sin explicación, algunas caían desde el techo pegadas a una pared, ondulándose como cortinas al viento… También había estalagmitas que salían del suelo, no cónicas, sino con formas que recordaban con un escalofrío a figuras humanas que hubieran quedado ahí petrificadas cientos de años atrás, y ahora fuesen fantasmas guardianes de aquella cueva perdida.

Miraba con ojos sorprendidos piedra tras piedra, brillo tras brillo, hechizo tras hechizo. Cada roca era única, más maravillosa aún que la anterior, todas ellas sin explicación aparente. Cautivada como estaba por toda aquella belleza, jamás se hubiese planteado ponerse a pensar el origen de esa cueva, sus pensamientos estaban volcados en admirar toda aquella magia, aquel milagro de la naturaleza.

Nunca sabría cuánto tiempo pasó allí, empapándose de la blancura inmaculada de aquella cueva, que casi había conseguido que olvidase porqué estaba ahí. El caer de una gota la despertó de su trance. Entonces, poco a poco, se dio cuenta de su situación: estaba perdida en las profundidades de una cueva, no tenía la más remota idea de cómo salir de allí, nadie sabía que dónde estaba, y su sueño de verla se había desmoronado en pedacitos de roca caliza. Su luz, por bella que fuera, quedaba eclipsada por el brillo casi fantasmagórico de la cueva, y así jamás conseguiría encontrarla.

Quizás incluso ya se hubiese ido, olvidándola a ella por completo, sin importarle lo que le ocurriese. Al fin y al cabo, había sido ella la que la había seguido, a su cuenta y riesgo. Ahora estaba atrapada, y moriría. Pero aunque fuese así, era incapaz de sentirse traicionada o decepcionada. Había conseguido verla de lejos, que ya era mucho más de lo que había logrado en toda una vida de búsqueda. Había llegado hasta aquella cueva que la había cautivado. No había perdido nada, excepto su vida, cuyo único sentido era cumplir un sueño. Y lo había hecho… a medias.

No tenía miedo a la muerte. Tarde o temprano llegaría, sería natural. Estaba extrañamente calmada, sentía paz en cada bocanada de aire que respiraba, en cada brillo de aquella caverna, en cada piedra que pisaban sus pies, en cada sugerente eco del lento pero incesante goteo. Cerró los ojos, dispuesta a esperar.

Pero unos segundos después los volvió a abrir. Debía despedirse. No sabía de quién, pero no deseaba abandonar su mundo sin decir adiós. Arrancó una hoja de la libreta que siempre llevaba consigo, y comenzó a escribir.

A ti a quien ha llegado este mensaje:

No sé quien eres, ni probablemente tú sepas quien soy. Eso no importa Seguramente no eres nadie, y nadie leerá esto. Estoy atrapada bajo tierra. No, no grites “¡ayuda!” ni trates de buscarme. Ya he muerto. No importa. He muerto feliz, en un lugar inimaginablemente bello. No trates de imaginarlo, ya te he dicho que es imposible. No hace falta describirlo. Una cueva, poco más que eso. No recuerdo bien cómo llegué hasta aquí. Sólo recuerdo por qué.

Me ha parecido ver un hada.

Sólo eso.

— ¡Carl, mira esto!

— ¿Qué pasa, Matt?

— Este papel… Léelo. Alguien ha muerto. Deberíamos ir a buscarla.

— ¿Realmente te crees todo lo que lees? Además, si está muerta, poco podremos hacer por ella.

— Sí, pero…

— Olvídalo. Si esto fuese cierto, el papel estaría ahora bajo tierra, y no aquí arriba. No es más que una broma pesada para inocentes como tú. Vamos, tira eso y en marcha, aún queda mucho trabajo por hacer.




PD: olvidaba decir que esta dedicado al mejor grafologo que conozco (tambien al peor, al mas guapo, al mas feo, al mas listo, al mas tonto, al mas simpatico, al mas borde... ¡al melillo! XD)
PD2: mas te vale leerlo por muy largo que sea... ¬¬

3 comentarios:

Danicho dijo...

Joder, Laura, luego te quejas de que no te comento, pero no sé cómo esperas que lea todo esto... Divídelo en partes, pon un descanso en medio o algo pero hazlo mas cortoo!!

Lauris dijo...

claro, tu comentars quejandote en las largas, pero la anterior es una bien corta que podias haberte leido perfectamente hermanito ¬¬ si es que tienes un morro... ¬¬

Ita N. dijo...

Uaaaa cómo me ha gustado la descripción de la cueva!! Me la he imaginado perfectamente, un lugar más que precioso... Muy bonito el relato, casi ni me he dado cuenta y ya había llegado al final...

Muy bonito ;).